La redención por el amor. Apuntes sobre ‘La forza del destino’, de Giuseppe Verdi
LA REDENCIÓN POR EL AMOR
Apuntes sobre La forza del destino, de Giuseppe Verdi

Imagen de la representación de La forza del destino en ABAO
Santo Tomás de Aquino, como certeramente significa el Catedrático Emérito de la Universidad de Sevilla, Don Francisco Morales Padrón, estableció una jerarquía de valores sobre el placer emotivo: el causado por la presencia de algo, el producido por la presencia de algo y el originado por el recuerdo de algo. Pues bien, el placer del autor de las líneas que siguen es el de gozar escribiéndolas.
El embrujo que a Verdi le causaba España, quedó reflejado en cinco de sus óperas. La importancia de Ernani, Il trovatore, Don Carlo, La forza del destino, en modo primordial, y La traviata ya en medida más secundaria (la pantomima festiva de los toreros y las gitanas en su tercer acto), fueros, han sido y serán fuentes de estudio por parte de musicólogos, así como de historicistas y psicólogos.
Los personajes de estos trabajos líricos se encuentran perfectamente construidos dentro de un complejo tratado de pasiones – tanto en positivo como en negativo – en los que hay un denominador común que es la LIBERTAD, viajando desde la pasión del amor hasta el desengaño.
En lo que atañe a ‘La forza del destino’ existe una profunda carga filosófica en la que radica la ruptura y la disociación de la trama en el tiempo y en el espacio, tal y como estima el musicólogo, crítico y compositor musical Guido Panniain. En esta ópera el “fatos” griego se concreta en el fatalismo – dramático y romántico – que culmina en la muerte. Muere el Marqués de Calatrava, Leonora, don Carlos de Vargas y don Álvaro.
Cuando esta ópera se estrenó en el Teatro Real de Madrid, el 21 de febrero de 1863, empezó a circular la frase castiza de “aquí muere hasta el apuntador”. Ahora ya no hay la pequeña concha, situada en la parte central delantera del escenario, en la que, dando la espalda al foso de la orquesta, se colocaba el apuntador. Sin embargo dicha expresión ha perdurado para significar que en un evento determinado todo partícipe está implicado de una forma u otra.
El catedrático en Historia de América de la Universidad de Sevilla, don Ramón María Serrera Contreras (1947), en su discurso de ingreso en la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras, señala, certeramente, que Giuseppe Verdi fue un hombre del Romanticismo, quedando constancia de que conocía el drama del Duque de Rivas, como manifestó en carta de 20 de agosto de 1861 dirigida a su amigo el periodista Jacques-Victor Léon Escudier (1821/1881): “el drama es potente, singular y amplísimo; me gusta mucho y no sé si el público lo valorará como yo lo valoro, pero es cierto que es algo fuera de lo común”.
En lo fundamental, el libretista de Verdi, Francesco María Piave (1810/1876), respetó escrupulosamente el espíritu original – a veces casi hasta en la letra – de la obra teatral Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas, como así se lo reconoció el propio compositor al dramaturgo durante el encuentro de ambos en Madrid allá por enero de 1863.
El Genio de Roncole, en su ópera, conserva la mayoría de los personajes del drama escrito por Ángel de Saavedra y Ramírez de Baquedano, III Duque de Rivas, como son el Marqués de Calatrava, don Álvaro, Leonora, don Carlos de Vargas, la gitana Preciosilla, el padre guardián, fray Melitón, la criada Curra, el alcalde, el arriero Tío Trabuco y el cirujano. Ello es prueba (como antes he expuesto) de la fidelidad del drama lírico con el drama literario. Idéntica fidelidad se muestra en la topografía donde se desarrollan ambas obras: Sevilla, Hornachuelos y Velletri.
Necesariamente ha de volverse sobre la fuerza fatídica en la que pivotan ambos dramas, ¡EL SINO! Una pistola que cae al suelo hiriendo de muerte al Marqués de Calatrava desencadena toda la acción. Don Álvaro está fatalmente condenado y destinado por los hados, llegando a la situación de negar el sentimiento que ha de llevarle al libre albedrío, pues todo acaece de modo y manera que no ha determinado su voluntad.
Este eje fatídico queda integrado por el amor pasional, el viejo concepto del honor, las convenciones sociales y morales que se oponen entre sí, la religión, la venganza, la muerte, las fuerzas inescrutables del destino que mueven al ser humano en su azaroso transcurrir por la vida. Temas todos ellos tan del gusto de la época del siglo XIX y de la especial sensibilidad de la dramaturgia romántica.
Finalizan esta líneas con una cita obligatoria hacia el profesor Serrera Contreras, cuando en el final de su citado discurso leído con motivo de su ingreso en la mentada Real Academia de las Buenas Letras de Sevilla, dice:
“Como el sobrenatural soneto ‘Amor constante más allá de la muerte’ de Quevedo, la versión definitiva de la ópera incorpora el triple tema de la Redención por el Amor, la Liberación por el Amor y la Sublimación del Amor mismo más allá de la muerte. Porque sólo después de su existencia terrenal nuestros dos amantes, Leonora y don Álvaro, como Tristán e Iseo, logran su anhelado sueño de fundirse, ya para siempre, en un abrazo eterno y un beso infinito”.
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Artículo publicado en el programa de mano de la ópera La forza del destino, de Giuseppe Verdi, que se se representó los días 25, 28, 31 de octubre y 3 de noviembre de 2025, en el Palacio Euskalduna, de Bilbao, dentro de la temporada lírica 2025/2026 de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera – ABAO.

























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